(Fuente Dsalud.com)
El aceite de oliva virgen es uno de los alimentos con mayores propiedades preventivas y curativas que existe en la naturaleza. Son numerosos los estudios bioquímicos, clínicos y epidemiológicos que lo prueban. Cualidades que se deben primordialmente a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados - especialmente ácido oleico- y vitaminas A, D, K y E así como a la presencia detocoferoles y polifenoles, responsables de su actividad antioxidante. El aceite de oliva virgen es uno de los alimentos con mayores propiedades preventivas y curativas que existe en la naturaleza. Son numerosos los estudios científicos que lo prueban. De hecho, se sabe que previene el envejecimiento de los tejidos -al combatir los radicales libres merced a su alto contenido en antioxidantes-, contribuye a evitar la agregación de plaquetas en las paredes arteriales que dan lugar a arterosclerosis, causa de las enfermedades cardiovasculares -infartos cardiacos y cerebrales, anginas de pecho, trombosis, flebitis, etc.- y, por tanto, previene también la hipertensión arterial, protege el estómago de úlceras y gastritis al reducir la acidez gástrica, estimula el tránsito intestinal previniendo el estreñimiento crónico, mejora el funcionamiento del páncreas y el hígado coadyuvando además a prevenir la formación de cálculos renales, previene el cáncer -si su consumo es regular -especialmente los de mama, endometrio, ovario y colon-, reduce el nivel de glucosa en sangre ayudando a los diabéticos, protege de la radiactividad y evita la artritis reumatoide. Además aumenta las lipoproteínas de alta densidad o LDH -"colesterol bueno"- debido a la alta presencia en él de esteroles, favorece la absorción de calcio y la mineralización de los huesos, coadyuva en la regeneración de las cicatrices de la piel –es excelente para el cuidado del cutis- y mejora la circulación capilar, venosa y arterialademás de favorecer el desarrollo normal del cerebro y el sistema nervioso del bebé durante el embarazo y del niño en la infancia. Sin olvidar que, como luego ampliaremos, posee propiedades anticancerígenas. Estas cualidades del aceite de oliva virgen se deben primordialmente a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados -especialmente el ácido oleico- y vitaminas A, D, K y E así como a la presencia de tocoferoles y polifenoles, responsables de su actividad antioxidante. Cabe agregar que la vitamina E del aceite de oliva virgen se encuentra en forma de alfatocoferol y su actividad antioxidante es diez veces mayor que el gammatocoferol, forma natural de la vitamina E en otros aceites de semillas. Tales propiedades terapéuticas están constatadas mediante múltiples estudios bioquímicos y clínicos así como a través de estudios epidemiológicos realizados en Europa y Estados Unidos. De hecho, países como Italia, Grecia, Yugoslavia y Japón -donde la dieta es tradicionalmente rica en grasas vegetales (en ellos se consumen sobre todo aceites de oliva virgen y de soja)- la incidencia de infartos cardíacos es sensiblemente menor que enEstados Unidos, Finlandia o los Países Bajos donde existe un consumo elevado de grasas animales en lugar de vegetales. Que una dieta rica en aceite de oliva virgen y verduras previene la aparición de la artritis reumatoide -enfermedad caracterizada por la inflamación de los tejidos que rodean las articulaciones- fue demostrado mediante una investigación efectuada por un equipo de la Universidad de la Facultad de Medicina de Atenas que comparó las dietas de las personas que padecían este tipo de artritis con aquellas que no la habían desarrollado. Y los resultados apuntaron que quienes consumen poco aceite de oliva virgen -o nada- tenían dos veces y medio más riesgo de padecerla. En lo que se refiere a su protección cardiovascular el número de estudios es amplísimo. Por eso sabemos que se debe fundamentalmente a la alta presencia en el aceite de oliva virgen de ácidos grasos monoinsaturados -en especial, ácido oleico- y a las sustancias antioxidantes que contiene, como la vitamina E y los compuestos fenólicos. Y por si alguien tiene aún dudas baste recordar que la FDA -la agencia estadounidense del medicamentoreconoció oficialmente a finales del pasado 2004 que para reducir el riesgo cardiovascular basta ingerir "dos cucharadas (23 gramos) de aceite de oliva al día". Ya en su día el Estudio Framingham y el Estudio de la Administración de Veteranos de Estados Unidos demostró que una dieta con escaso contenido en grasas animales y rica en grasas vegetales reducía la incidencia de infarto de miocardio en un 31% y la de muerte súbita en un 31%. Tales datos constituyeron de hecho la base del cambio producido en los hábitos nutricionales de Estados Unidos y Finlandia que en aquellos momentos registraban la mayor incidencia de insuficiencia cardiaca coronaria y mortalidad por infarto de miocardio de todo el mundo. Pocos años después ese cambio en la dieta hizo que en Estados Unidos disminuyera en sólo doce años el número de infartos de 850 a 420 casos por cada 100.000 habitantes.Las propiedades anticancerígenas del aceite de oliva virgen, en cambio, fueron descubiertas poco antes del verano pasado por un grupo de investigación de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Jaén dirigido por el catedrático Gerardo Álvarez de Cienfuegos según el cual el aceite de oliva virgen propicia la muerte de las células tumorales. Y es que los investigadores españoles constataron "in vitro" que el aceete de oliva virgen ¡induce la apóptosis o "suicidio" de las células cancerosas! Y, por tanto, que su ingesta diaria podría ralentizar o frenar el avance del cáncer. Los resultados de la investigación -ciertamente importante- se publicaron en Anticancer Research. Es también destacable un estudio italiano publicado en Neurology en Mayo de 1999 según el cual una dieta con alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados protege de la pérdida de memoria y otras alteraciones cognitivas a menudo asociadas con la edad. Fue realizado por el profesor Antonio Capurso -del departamento. de Geriatría de la Universidad de Bari- y se basó en el seguimiento de 278 personas de edad avanzada elegidas al azar que no padecían enfermedades neurológicas ni psiquiátricas con alteraciones cognitivas y que se sometieron tanto a evaluaciones neurofisiológicas como a valoraciones dietéticas. Los investigadores entienden que ese efecto positivo está relacionado con el papel que desempeñan los ácidos grasos en el mantenimiento de la integridad estructural de las membranas neuronales. Es bien sabido que a medida que se envejece el cerebro requiere mayor cantidad de esos ácidos. En suma, el aceite de oliva virgen no sólo es un excelente condimento alimentario natural sino un remedio tanto preventivo como curativo.